Alegoría

Suaves melodías silban en el silencio,
sílabas salivantes, himnos sirénidos
que arrastran la embarcación
hacia una trampa musical...

Roncos los quejidos en el mástil, comienza
la tortura. Atado por la tripulación
la imposible huida hacia los peces desnudos
le atormenta la razón.

Amaina la tempestad.
Mueren las olas sazonadas por la fatiga.
Enmudece la dulzura amarga que le hacía prisionero
dejando atrás las arpas melosas.
El mar abre su camino.