Montañas rojas tintadas con el sudor de mil brazos.
Manos encallecidas por picos y palas en las entrañas de la tierra.
Oscuro el cielo en la profundidad.
Oxidados los chirridos del hierro en los raíles.
Galerías infinitas, toperas laberínticas.
Túneles oscuros, lechos sepulcrales.
Respiración sinusítica, agitada por el trabajo desde el primer sol.
Barro, viruta...
La roca madre quejumbrosa y herida se revela en avalanchas.
Atrapados, inmóviles, rotos.
Muertos, muertos, muertos.
Llantos en el exterior estallan en agonía
con la llegada del elevador.
Viudas, huérfanos, padres desolados,
muerte, muerte, muerte.
Luto en las calles, en los balcones y en las banderas.
Iglesias rebosantes,
huéspedes de cementerio.
Ramos de cipreses, coronas de hierro en bruto.
Lapidas rojas, cirios de muerte.
Llantos, llantos, llantos.
Manos encallecidas por picos y palas en las entrañas de la tierra.
Oscuro el cielo en la profundidad.
Oxidados los chirridos del hierro en los raíles.
Galerías infinitas, toperas laberínticas.
Túneles oscuros, lechos sepulcrales.
Respiración sinusítica, agitada por el trabajo desde el primer sol.
Barro, viruta...
La roca madre quejumbrosa y herida se revela en avalanchas.
Atrapados, inmóviles, rotos.
Muertos, muertos, muertos.
Llantos en el exterior estallan en agonía
con la llegada del elevador.
Viudas, huérfanos, padres desolados,
muerte, muerte, muerte.
Luto en las calles, en los balcones y en las banderas.
Iglesias rebosantes,
huéspedes de cementerio.
Ramos de cipreses, coronas de hierro en bruto.
Lapidas rojas, cirios de muerte.
Llantos, llantos, llantos.
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