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2006/11/12

El Bluesman sordo

Era 1942, en todos los bares, antros y prostibulos del bajo Mississipi se oian las melancolicas melodias de los bluesmen viejos y borrachos. Aquellos lugares parecian estar sumidos en una nube de soledad y tristeza a pesar de que todos reian, bebian y baialaban. Su soledad la emanaba el rio que en su cauce navegaba la historia negra de una etnia espiritual.

De todas esas aldeas rodeadas por los campos de algodon habia una que siempre sera recordada por la historia del bluesman sordo.

La calle embarrada por las recientes lluvias servia de catre para los borrachos que ya no se tenian en pie. Dormitaban envueltos en sus viejas ropas y de vez en cuando se despertaban para echar una trago de whisky barato. Entre esos viejos habia uno que todavia no dormia; tocaba su vieja harmonica bajo el aleron de un establo, con sus manos pequeñas y huesudas. De pronto un hombre corpulento le sorprendio por detras y agachandose dijo algo, que nadie pudo, oir al oido del viejo. Esto le irrito mucho y levantandose como pudo y amenzandole con la botella le grito que se fuera, pero el hombre no se fue sino que golpeo al viejo con algo que parecia un revolver dejandolo inconsciente y lo subio a un carro lleno de paja tirado por un viejo mulo. El se sento delante con las riendas en las manos, las zarandeo y el animal comenzo a andar. Los cascos resonaban en lo que comenzaba a ser el primer amanecer del verano. Cuando los promeros rayos de sol sobrepasaban ya los montes del este llegaron a un cruce ferroviario. Alli se detuvieron. El hombre cogio al borracho y lo llevo junto a la via y lo ato de pies y manos mientras comenzaba a despertarse. De uno de los bolsillos de su gabardina saco un estetoscopio y coloco los auriculares en los oidos del borracho, el cual temblaba envuelto en sudores temiendo las intenciones de aquel hombre. El otro extremo lo coloco en el rail y espero. Al de poco tiempo el borracho comenzo a gritar diciendo que ya venia mientras a lo lejos se podia ver la columna de humo que iba dejando la locomotora. El borracho intentaba escapar pero sus esfuerzos eran inutiles y cada vez el estruendo se hacia mas y mas insoportable. Se retorcia en el suelo y su expresion era de autentico dolor y locura y los ojos parecia salirsele de sus cuencas.

El tren paso pero el no lo oyo.

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