Es un movimiento, no una organización. Es un movimiento creado por gente que se preocupa por la vida en el planeta Tierra. No somos sólo un puñado de misántropos e inadaptados maltusianos y antisociales que se deleitan morbosamente cuando el desastre golpea a los humanos. Nada más lejos de la verdad. La extinción humana voluntaria es la alternativa humanitaria para los desastres humanos.
No nos pasamos el tiempo diciendo cómo la raza humana ha demostrado ser un parásito avaro e inmoral sobre la faz, antaño sana, de este planeta. Ese tipo de negativismo no ofrece ninguna solución a los horrores inexorables que la actividad humana está causando.
En vez de ello, el movimiento presenta una alternativa alentadora a la explotación desalmada y la destrucción indiscriminada de la ecología de la Tierra.
Como saben los voluntarios del movimiento, la alternativa a la extinción de millones de especies de plantas y animales es la extinción voluntaria de una especie: el Homo sapiens... nosotros.
Cada vez que uno de nosotros decide no agregar otro más a los miles de millones ya apretujados y en crecimiento en este desolado planeta, otro rayo de esperanza brilla a través de las tinieblas.
Cuando cada humano elija dejar de reproducirse, la biósfera terrestre será capaz de regresar a su antigua gloria, y todas las demás criaturas serán libres para vivir, morir, evolucionar (si creen en la evolución) y, tal vez, desaparecer, como tantos "experimentos" de la madre naturaleza lo han hecho al paso de las eras. Se le devolverá la salud a la ecología terrestre; a la "forma de vida" conocida por muchos como Gea.
Va a requerir el esfuerzo de todos nosotros.
"Yo continuaba menguando, convirtiéndome, ¿en qué? ¿Lo infinitesimal? ¿Qué era yo? ¿Aún un ser humano? ¿O era yo el hombre del futuro? ...
ResponderEliminarYo había pensado en términos de la limitada dimensión del propio hombre. Yo había sido arrogante hacia la naturaleza. Que la existencia comienza y finaliza es una concepción humana, no de la naturaleza. Y sentí mi cuerpo menguando, fundiéndose, convirtiéndose en nada. Mis miedos me desbordaron. Y en su lugar llegó la aceptación. Toda esta vasta majestuosidad de creación debía significar algo. Y entonces comprendí algo, también. Sí, más pequeño que lo ínfimo, comprendí algo, también.
Para Dios, no existe la nada. ¡EXISTO!"
"El increible hombre menguante"
Richard Matheson.